top of page

La Gran Lección Oculta tras mi Fracaso en mis Objetivos de Fitness.

  • Foto del escritor: Santiago Velasco
    Santiago Velasco
  • 23 may
  • 4 Min. de lectura

Ilustración del artículo por IA
Ilustración del artículo por IA

¿Hacia donde estoy dirigiendo mi vida? ¿Qué quiero construir en cada una de las areas que la compone? ¿En qué direcciones elijo evolucionar?


En mis últimas semanas, ha tenido especial presencia dedicar tiempo a reflexionar acerca de mi proyecto de vida. Y no hay nada que disfrute más. Cafecito de especialidad, tostada de aguacate, y horas yo solo contemplando quién soy, donde estoy, y hacia donde voy. Pero estas semanas esos momentos han venido acompañados de una conocida molestia:


“Pufff… m***a la lumbar.”


Y ese Puff… no es nada nuevo. Este dolor, es la conclusión a la que siempre llega uno de los caminos que he elegido recorrer.


Si hay una relación tóxica recurrente en mi vida, un piedra que piso una y otra vez, esta se llama Crossfit. Tras dos meses de hacer las paces y reincorporarme a clases, se acaba la luna de miel, y empiezo a ver de nuevo las red flags.


Pasar de mi época de “budista asceta”, donde creía que el cuerpo solo era un vehículo para meditar, con fatiga crónica y pesando 62kg, a recuperar mi vitalidad, y ganar 20kg de masa muscular, ha sido un reto. Uno no solo físico, sino uno espiritual, que me ha aportado tanta o más madurez interior que los años previos sentado en un cojín contemplando enseñanzas. Y nunca habría conseguido educar mi cerebro a entrenar, sin este deporte.


Pero mientras veo a mis compañeros crecer, competir, y avanzar, yo siempre me siento estancado en el mismo lugar. Como si mi camino hubiese llegado a un limite donde el universo no me permite más progreso. ¿Por qué? Dolor. Lumbar, de rodillas, de muñeca, de hombro… tú eliges. Dolor.


Una serie de dolores que desconectan este camino con el propósito inicial que me motiva a recorrerlo: Maximizar el bienestar de mi cuerpo para impulsarme en mis proyectos de vida.


“¿Para qué invierto tanta energía en algo que me está haciendo daño? Tengo que cambiar”


Tras pensarlo y repensarlo, al final así hago. Dejo el box, cambio prioridades, y encuentro a una nueva entrenadora que sabe mezclar los dos mundos, el de los lisiados y la gente fuerte, una fissio-crossfitera.

En nuestra primera sesión, me evalúa con un par de movimientos, y sin darle muchas vueltas concluimos con algo así: “ Santi, no respiras bien, no estas activando correctamente la musculatura, y no tienes movilidad para hacer esos ejercicios, con razón te duele todo”


De repente, algo me hace click, y me pega uno de esos momentos de lucidez.

No sabes respirar… como no te va a doler.

Me estaba hablando de mi cuerpo, pero no me estaba hablando de mi cuerpo.

No sabes respirar… como no te va a doler.

De repente, comienzo a ver todas las fricciones en mi vida, y el desastroso último final de año.

No sabes respirar… como no te va a doler


Estas ultimas semanas he estado visualizando mi futuro. Proyectando mi visión ideal, en mi carrera profesional, en mi estilo de vida, en mis relaciones. Imaginando hasta donde podría llevar mi realidad si me comprometo con mi camino de crecimiento. Pero junto a la claridad que aporta un sentido de dirección y propósito claro, viene también la inconformidad con el momento presente. Esa sensación de… necesito empujar más, avanzar más rápido, lo que hago no es suficiente.


Ahora, insistir en empujar hacia el resultado no siempre te hace llegar antes, sino que muchas veces…


  • Irse a hacer un retiro de un mes de silencio en un ashram, no te va a aportar serenidad. Sin saber mantenerte presente en el día a día y regular tu sistema nervioso, continuaras siendo una persona reactiva.


  • Tener 200 citas, no te va a traer una relación verdadera, sin sanar las heridas emocionales que impiden conexiones sanas y genuinas, solo vas a acumular experiencias tóxicas o insatisfactorias.


  • Invertir en viajes, salidas, y lujos, si no es dentro de una economía personal sostenible, no mejora tu estilo de vida, sino que aumentará tu deuda.


  • Lanzarse a emprender un proyecto ambicioso, sin antes conocer el sector en el que te adentras, o más aun, sin saber gestionar bien tu tiempo y tus tareas, no te va a traer éxitos, sino más bien estrés, quebraderos de cabeza, y un cúmulo de responsabilidades que no podrás sostener.


Y así es la vida. Muchas veces queremos progresar más rápido de lo que permite el momento. En ocasiones, estamos tan apegados al resultado, o sumergidos en nuestras aspiraciones, que olvidamos la importancia de simplemente disfrutar del proceso, y vivir lo que corresponde aquí y ahora. Cuando esto ocurre, es la vida la que nos fuerza a parar y dar un paso atrás antes de avanzar.


Es abrazando ese “vivir lo que toca”, ese "paso atrás", donde realmente podemos profundizar y consolidar esas bases sobre las que se sostendrán nuestro progreso. Y es justo cuando no escuchamos e intentamos correr sin aprender bien a andar, que nos acabamos cayendo.


No se puede construir una gran vision sin establecer cimientos sólidos. No puedes construir un castillo con pilares de cartón. Tarde o temprano, el peso de la piedra lo acaba tirando. Y esto es asi en todo.


Como quien no quiere la cosa, mi dolor lumbar se ha convertido por alguna razón en una invitación a hacer la paz con el momento vital en el que me encuentro.


Un reconocimiento de que mi vida está exactamente donde tiene que estar, dirigida exactamente hacia donde tiene que ir, y que las fricciones que vivo no piden ser atajadas avanzando mas rápido, sino eliminando la necesidad neurótica de que así sea, para adentrarme de lleno en lo que requiere de mi el momento, aprender a respirar.


Solo así puedo crear la vida que deseo, una donde cada ladrillo, no solo pueda sostener el siguiente, sino que pueda aguantar los días tanto de sol como de tormenta que los tiempos traigan.

 
 
 

Comentarios


  • Blanco Icono de YouTube
  • Blanco Icono de Instagram
bottom of page